“Socialismo, radios y cosmos” Crítica: Sergio y Serguéi. Ernesto Daranas, 2017

A inicios de la década de los noventa las naciones socialistas entraron en crisis debido a la desintegración de la URSS y países como Cuba terminaron directamente afectados ante esta situación pues se da una crisis económica que inicia el Periodo especial que causa, entre otras cosas, cortes en la electricidad y racionamiento de comida. Es este el trasfondo del tercer filme de Ernesto Daranas quien nos cuenta cómo sufrieron los cubanos estos difíciles momentos de cambio a través de entrañables personajes, Sergio y Serguéi que sin importar las barreras físicas entablan una particular amistad.

Sergio es cubano, profesor experto en filosofía marxista y a pesar de ser gran seguidor del socialismo vive las situaciones precarias que deja este sistema en su país pues es él quien está a cargo de su madre e hija y su situación laboral se complejiza cada vez más. Sergio es además un radioaficionado que por azar inicia comunicación con Serguéi, soviético con quien, gracias a sus afinidades y las circunstancias en común, logra formar una amistad que prende las alarmas al gobierno cubano que no puede aceptar una sociedad crítica ante el momento que viven. Por otro lado Sergei, el último cosmonauta soviético, se encuentra atrapado en una estación espacial y alejado de la realidad mientras se dan los cambios sociales y políticos de la disolución de la Unión Soviética, él debe esperar que haya mayor estabilidad en su país para así poder regresar a su hogar.

La película tiene un tono de comedia que se desarrolla a través del relato de Mariana, la hija de Sergio, quien marca los momentos y narra su infancia logrando equilibrar sucesos históricos con escenas nostálgicas de la relación entre Sergio y Serguéi y los demás personajes. Un gran recurso por parte del director y también guionista en el que aborda una temática social de gran impacto pero logra hacerlo a través de una ficción emotiva que hace equilibrio entre ambas situaciones.

Sergio y Serguéi es un filme que se vale además de su historia de buenos personajes, sin importar su protagonismo cada uno imprime lo necesario para hacer la obra verosímil, pues en el fondo tiene un toque de fantasía en lo que se desarrolla. Los protagonistas que a pesar de sus diferencias culturales generan gran empatía, la madre y la hija quienes complementan a Sergio y ayudan a que reoriente su vida, sus amigos como Ulises, cómplice y personaje que le permite al director reflejar estrategias de supervivencia en medio de una difícil época y Peter que aunque se encuentra en Estados Unidos y asimismo representa ese lado opuesto en cuanto a ideas políticas y modos de vida de los demás personajes, se convierte en soporte para Sergio y aporta al humor que también ofrece la cinta.

Del filme es notable también su fotografía y cómo logra generar contraste y hablar entre diversos escenarios a través del color y los planos de ángulo picado que no solo narran la visión espacial de Serguéi sino también documentan una Habana en crisis. Además es resaltable el cuidado de las imágenes del astronauta, que si bien la fotografía ubicada en el espacio suele generar un tipo de estética muy atractivo, en el filme se juega con los movimientos que se dan por la gravedad y le plasman emotividad, como en la escena del llanto de Serguéi donde las lágrimas se quedan suspendidas, es decir que a través de fenómenos naturales se usa el recurso como una forma de narración que emocionan al espectador dada la belleza y curiosidad que pueden llegar a causar.

Sergio y Sergei es entonces un filme interesante que demuestra la capacidad del director para plasmar la angustia de un país y las situaciones sociales complejas a través de un relato simple y a la vez entretenido, donde los personajes confluyen sin importar sus distancias y sobre todo diferencias políticas y culturales. Daranas nos habla de humanidad y la necesidad de interactuar y relacionarse sin importar barreras ni circunstancias.

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